No hay mayor símbolo de la tragedia que morir un martes 13 debajo de una lluvia torrencial. Así se fue Gabiota de este mundo, a los cinco días de su cumpleaños.
Sí, Gabiota con "b". Sus amigos la bautizaron así como superlativo de "Gaby", pero también jugaron con el significado de la palabra.
Desde hace más de un año, vuela más cerca del cielo que nunca. Todos la recuerdan. Yo jamás voy a olvidarla.
No hay que pasar demasiados momentos con una persona para llegar a conocerla y quererla con el alma. Así me pasó con Gaby.
Sentía por ella una extraña mezcla de empatía y admiración. Nuestras vidas tenían mucho en común. El dolor nos había acercado.
Gabiota nunca se rendía, siempre salía adelante. Era como el ave Fénix.
El día que se fue, no me alcanzaban las lágrimas para llorarla. Seguía lloviendo y el cementerio era una alfombra de barro. Yo miraba a su madre sin poder imaginar el desconsuelo de esa mujer, que había enterrado a dos hijas, y esperaba que alguien viniera a despertarme de esa pesadilla cruel. Pero nadie vino, porque estaba despierta.
Ahora, cuando duermo, a veces sueño con ella. Y en ese sueño, Gabiota y yo volamos juntas lejos del dolor.
ME ENCANTO LA NOTA. NO LA CONOCI TANTO COMO VOS PERO ERA UNA DE LAS POCAS PERSONA QUE TRANSMITIA MUCHA LUZ.-
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